sábado, 28 de mayo de 2011

Breve curso para amarse

No pidas más de mí; esto es todo lo que soy. No te pases todo el día revisando mis ausencias, anotando mis faltas, multando mis desaciertos, porque empezaré a ser como tú quieres que sea, en lugar de ser quien soy. Y cuando eso suceda, cuando sea menos sensible, más dulce, menos gritón, más equilibrado, más comprensivo, seré el producto de sumas y restas hechas por ti, no por mí.

No te conviertas en mi alfarero. No lo intentes, porque de ser así, yo sería una obra tuya, un títere para manejar a tu antojo, pero lejos de mí mismo. Déjame ser simplemente, no es que me idolatre, ni que me encuentre maravilloso, perfecto, impecable. Sucede que ese soy yo, ni maravilloso, ni perfecto, ni impecable, pero auténticamente mío. Eso es; yo te amo y tú me amas, pero yo soy mío y tú eres tuya. Terminamos creyendo que es mejor controlar que crecer. Hay que aceptarnos sin odiarnos, a ser felices sin destruirnos.
Amarnos, tú a mí y yo a ti, tal como somos; ¿Quieres que lo intentemos?
Esta frase tan vieja y tan manoseada: la convivencia es muy difícil, ¿Quieres que hoy pase a ser un absurdo? Tratemos simplemente de entendernos como dos personas diferentes, nacidas en familias diferentes y con diferentes capacidades y objetivos. Eso sí; con el mismo amor, en eso no nos equivoquemos. Podremos tener distintas formas de demostrarlo, pero siempre me ha gustado una por vez, mientras dure, una sola.
Como decía mi Abuelo: ser capaz de tener un sólo amor es sumamente difícil, porque tener muchos, eso sí que es fácil, realmente muy fácil…
Así que tú toca el violín y yo el piano, cada uno como sepa… Lo importante es que si suenan juntos, sea la misma melodía. Ningún virtuosismo; sólo lo mejor que podamos, y así tú con tu violín y yo con mi piano encontraremos que la vida es música. Esto sirve para la pareja, pero también sirve para los amigos, para los hijos, hermanos y todo ser humano.
La unidad que vive más allá de la adversidad, no es una vida absurda, es la vida misma llena de juego, de dolor, de risas. Todo esto que te digo me hace recordar también algo muy hermoso, porque tú me has recordado que existe la Biblia: Comparte con el hambriento el dulce pan de la caridad, compartir es vivir… Y vino la pregunta del que ya no quería ¿pero hasta cuando, hasta cuando tendré que seguir dando? ¿Una y otra vez durante toda mi vida? NO, fue la respuesta estrujante y sencilla. Puedes poner fin el día en que el Señor te deje de dar a ti.
Sólo recuerda que yo te amo más por tus defectos que por tus virtudes, ya que si algún día lloras, mi misión de hacerte feliz habrá fracasado, ya que de hoy en adelante vivo sólo para hacerte feliz, sin importar que tanto de lo que tanto reciba, ya que sólo con tenerte a mi lado soy el ser más feliz del universo, y sólo lo que pido al señor es tenerte junto a mí de hoy en adelante, ya que si él te puso en mi camino él sabrá cuando despojarme de ti, pero mientras déjame hacerte feliz pero ayúdame contándome lo que te pasa, lo que te angustie para ayudarte a sentirte mejor.

0 comentarios:

Publicar un comentario

JESÚS TE DICE ...


No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta que me ames con fervor. Háblame, pues, aquí sencillamente, como hablarías a tu madre, a tu hermano. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos; dime en seguida qué quisieras que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho, no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos, para atender a las necesidades ajenas. Háblame así, con sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado.

Dime por todos una palabra de amigo, palabra entrañable y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del corazón ; y ¿no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón especialmente ama?

¿Traes ahora mismo entre manos algún Proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿qué piensas? ¿qué deseas? ¿qué quieres que haga por tu hermano, por tu amigo, por tu superior? ¿qué desearías hacer por ellos?

¿Y por Mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizás olvidados de Mí?

¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿quién lastimó tu amor propio ? ¿quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas. ¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías, que no por ser infundadas dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te desamparo.

Ahora bien, hijo mío; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al estudio... ; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario. Guarda, en cuanto puedas, silencio, modestia, recogimiento, resignación, caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, la Virgen Santísima, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.

jesús

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More